Hamilton, date tú en un... pie
Al parecer no hay modo alguno de enlazar tres noticias seguidas sin que alguien provoque una repentina subida en el precio del pan. En el pasado Gran Premio de Fórmula 1 disputado en Shangái, llegado el momento de la celebración en el podium, Luis Hamilton apuntó con el champagne directamente al rostro de una de las azafatas, la cual acabó literalmente bañada de la felicidad, de Hamilton. Que no de la suya, porque ella feliz, lo que se dice feliz, se adivina con facilidad viendo las imágenes que no lo está, mientras el británico la usa como diana. Curiosamente está siendo su país de origen, Inglaterra, la cuna de las críticas más feroces; si bien al piloto de Mercedes le están lloviendo palos de todas direcciones, no es menos cierto que una parte considerable de la opinión pública entiende que se ha exagerado la importancia del gesto, y que se trata de un hecho institucionalizado en la Fórmula 1 que está sirviendo de pasto a quienes gustan lucirse bajo una falsa bandera del "ant...