Carolina, "mon amour"
La lista de títulos conseguidos por Carolina amenaza con ser mayor que la de los reyes godos; sólo este año, Inglaterra, Malasia, Australia, el Mundial en Indonesia… y Francia. Por el momento, porque su nombre aparece en el cuadro de las que van a disputar el Bitburger sin apenas tener tiempo de digerir esta nueva gesta del deporte español.
Carolina Marín es la nueva reina de París al imponerse en la final del Yonex French Open a Wang Shixian en dos mangas y cuarenta y cinco minutos, 21-18 y 21-10. Bonita costumbre esta de ver a Caro en “su final de los domingos”, todo un clásico. Antes de que Carolina buscara soluciones al juego de Shixian nosotros investigábamos dónde poder verlas, y una vez nos hemos puestos cómodos hemos comprobado que la asiática tenía muy claro cómo plantear el partido.
Shixian es posiblemente la china más completa del circuito; no le zurra como Li al volante ni defiende como ella, pero tiene un notable en todos los aspectos del juego. Y sobre todo acierta en sus decisiones gracias a las lecturas que hace de cada situación y cada partido. En el primer set hemos visto a dos jugadoras disputando la iniciativa, lo que ha propiciado un juego nada encasillado que ha favorecido un intercambio de golpes nacidos de la improvisación y el cambio constante. La otra iniciativa, la del marcador, ha sido casi siempre de Carolina hasta que Shixian ha igualado a 18, momento en el que mientras algunos se han puesto las manos en la cara para no mirar, la española ha visto el camino para hacerle tres seguidos a la china.
Disputar esta final a golpe de imaginación es un regalo para jugadoras que se sienten tan libres en la pista y tan poco sujetas a convencionalismos; y la primera que ha roto el guión de la segunda manga ha sido Carolina, saliendo más agresiva para tomar ventaja, ganar confianza y, de paso, tener la fiesta en paz.Un 11-2 en el ecuador anunciaba el principio del fin de esta aventura por Francia y Shixian ha conseguido, entre match point y match point, sumar al menos diez puntos en contra lo que parecía.
No hay dos días iguales en bádminton, hay oponentes distintas que suponen retos distintos para los que sólo Carolina, tiene todas las soluciones. Kirsty Gilmour podría haberla dejado fuera el jueves, algo que no la habría convertido en peor jugadora o en poseedora de un mal momento de forma, sencillamente porque las rachas no duran más de unos pocos volantes, todo lo más, un set. En cambio Carolina encontró la solución al problema y pudo contarlo, y esa es la diferencia entre ella y el resto, su capacidad para inventar.
Pueden estudiar cómo se mueve, analizar sus golpes, espiar su juego, y copiar su estrategia, pero no pueden imitar su imaginación; y sin ella no sería nada, como no lo sería sin su mano izquierda. La mejor del mundo espera a sus rivales, las observa, y cuando descubre su punto débil, todo ha terminado.No dejes de imaginar, Carolina, el Bitburger, la India, el tercer mundial, el cuarto, ¡el quinto! (…) ¿Te imaginas? No dejes de imaginar, y nosotros no dejaremos de soñar.
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