Colgué las botas del amor
Colgué las botas del amor.
No falló el amor, fallaste tú. Porque el amor es para siempre,
y tú le pusiste límite.
Yo no te fallé, sigo aquí, herido pero aquí.
Duele tanto que ya ni duele. Duele tanto que traspasó el corazón,
y se quedó en el pecho para siempre, con el amor.
Colgué las botas del amor,
porque el amor es para siempre, pero sólo es uno.
Estaba en tu boca, en tus manos y en tus silencios.
Viajaba contigo y se quedaba por donde pasabas,
santificando cada segundo de los dos.
No hacía falta hablar.
Pero se lo comió el azul de tus ojos,
y callaron los silencios.
Y ahora no hace falta hablar. Se ha ido.
Colgué las botas del amor,
pero no falló el amor, fallaste tú.
Si hubiera...
Si hubiese...
El amor es el único camino del que no aprendemos nada.
Si hubiera, si hubiese... y nada, es nada.
Siempre el mismo camino, el mismo dolor.
El mismo amor.
Colgué las botas del amor,
en el cajón quedó el anillo, y en el recuerdo la canción.
En el anillo quedó la promesa,
y en la canción quedó el amor.
Y ahora toca pelear, y solo, porque colgué las botas del amor,
y se ha ido.
Y lo que viene ahora sólo lo sabemos yo,
y Dios.
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