Mis frases como profesor de autoescuela
De pronto, un día me di cuenta de que repetía las mismas frases, a todos mis alumnos; frases que , además de sintetizar una idea importante, pretendían transmitirla al destinatario para que la asimilaran como una máxima, para toda su vida.
"Imagina que sobre el techo del vehículo llevamos un castillo de naipes. Cuando termine la clase, tiene que estar intacto". Frase que soltaba el primer día para, desde un principio, hacer entender al alumno que la única conducción buena, es la conducción suave.
"Tener cuidado con los coches parados es un chiste, hasta que te montas en el coche de la escuela". Pegarse demasiado a la derecha es algo que persigue a muchos alumnos durante todo el aprendizaje, incluso cuando están mucho más preparados. Es un error muy grave y que ellos no detectan, por lo que hay que hay que insistir en eso desde el principio.
"Lo primero que harás cuando te lo saques, será olvidar cómo se circula en las glorietas. Y un día gritarás a alguien, "¿pero no ves que voy de frente?"; y yo desearé que te retiren el permiso". Cuando uno hace algo mal circulando, toma precauciones; el que va a salir por una glorieta "de frente", y cree que va bien, no se detendrá e incluso ni se fijará en los demás. Es importante que el alumno sepa que, si es él el que circula por carril derecho, deberá ser él quien evite el accidente.
"Y a quien oiga decir, "¿pero no has visto que tenía puesto el intermitente?", desearé que se lo quiten para toda la vida". Creer que el intermitente da prioridad es otro de los errores más comunes de los conductores más veteranos. Los nuevos deben tenerlo presente, por el peligro que conlleva.
"Las dos palabras que más muertes provocan en España son: yo controlo". La mayoría de la gente cree que puede conducir aunque haya bebido, porque siente que está en condiciones. Pero, en realidad, sólo se está en condiciones en engrosar la lista de muertos de cada año.
"Los bordillos los carga el diablo". Mucho que ver, una vez más, con pegarse demasiado a la derecha.
"Si sales de un STOP con cuidado, está mal hecho". Sólo está bien hecho cuando tienes la absoluta certeza de que puedes salir por lo que, lo que haya que hacer, hay que hacerlo antes de salir, y no cuando ya estás saliendo.
"El yo pensaba o el yo creía no son una opción aquí". Jugando con vidas humanas sólo vale estar seguro.
"La prisa mata exámenes". Es lo último que hay que tener cuando llegue la hora; los nervios que llevamos suelen generar una ansiedad que provoca que el alumno vaya "acelerado", y con ello acelere todo lo que no debe.
"Estarás listo para el examen cuando yo sienta que puedo montarme contigo de copiloto, sin doble mando". Pues eso.
"El examen no está en los pedales, sino en la cabeza". Los alumnos van preparados de conducción y circulación y, si fallan, en realidad no fallan por eso, sino porque su cabeza les ha jugado una mala pasada. Hay que procurar que, por encima de todo, mantengan la concentración.
"El examen dura entre cuatro y cinco horas". Los exámenes se suspenden porque, según va pasando el tiempo, el alumno va bajando el nivel de atención y, cuando la prueba lleva veinte minutos, falla en el mismo sitio donde no lo habría hecho durante los primeros minutos. Se trata de hacerles olvidar lo que pueda o no durar el examen; les tiene que dar igual porque tienen estar metidos en él, dure lo que dure. Por lo que minimizamos la variable de la duración, para que no la tenga presente.
"El examen hay que comérselo, o te comerá él a ti". Los alumnos con arrojo tienen ventaja porque, como a todo en la vida, si le plantas cara resulta más fácil.
"El objetivo del examen es que el examinador se olvide de que está examinando". Si no damos sensación alguna de peligro, y lo que parece es que llevamos toda la vida conduciendo, el o ella y yo charlaremos un ratito de nuestras cosas, y tú aprobarás.
"En cada examen hay un suspendo "escondido", esperando. Debes descubrir dónde está". Suele pasar, a alumnos que aprueban, que estuvieron a punto de suspender por algo que casi se "comen". Pero se dieron cuenta a tiempo, como premio a la constancia y al trabajo en las clases. No es suerte; es el resultado de ir bien preparado.
"Si te acercas a un ciclista, suspendes; si se acerca él a ti, también. Tú verás". No necesita más explicación.
"Si haces un examen redondo, te quedas con tus diez puntos. Si, llegando a un semáforo, éste se cambia a amarillo fijo y basas tu decisión de detenerte o no en lo que llevas detrás porque has mirado el espejo interior, te dan mil". Mirar el espejo para saber lo que tenemos detrás es una costumbre tan sana como el desayuno.
"Llevas", a los alumnos/as que juegan a fútbol, para que precisamente miren el espejo interior. En el examen no puedes hablar con ellos, pero aquí a uno que decía "aguanta" a la gente, para que aguantase el embrague, se le escapó esa palabra en mitad de un examen. Menos mal que todo pasa por algo, y nada es casualidad cuando el alumno se toma en serio sus clases prácticas, para recoger su merecido premio después de una prueba realizada con éxito.
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