España de plata, mujeres de oro
La Selección
Española de baloncesto acaba de proclamarse subcampeona del mundo, al caer
derrotada en la finalísima de Estambul contra la de Estados Unidos por 64-77.
Al mejor equipo nacional de todos los tiempos sólo lo ha podido parar un
conjunto americano estratosférico, que sólo ha perdido un partido oficial en
veinte años y que, sin embargo, no ha privado al deporte español de la gran
fiesta que supone este logro. Una gesta que convierte en leyenda a unas chicas
de Lucas Mondelo que, habiendo conseguido conseguido la plata, han escrito una
página de oro en la historia.
España pone en
cancha a las habituales: Laia Palau, Alba Torrens, Marta Xargay, Laura Nicholls
y Sancho Lyttle; leer el "cinco" americano da pavor: Sue Bird, Diana
Taurasi, Maya Moore, Tina Charles y Brittney Griner. Enseguida abre hueco
Estados Unidos en el marcador; Moore y Charles comienzan un duelo anotador que
las nuestras no parecen poder frenar.
Contra estas
"máquinas" del dominio de la bola y de los desplazamientos, la férrea
defensa española (castigada por la actividad de toda una semana de campeonato
al más alto nivel) es menos efectiva que en otras ocasiones, y a la menor
eficacia del juego de anticipación hay que sumar un déficit, también
inusual, en el rebote defensivo. En una reacción en la que Laura Nicholls es
protagonista a menos de dos minutos del final, España "enseña" los
dientes, a pesar de lo cual no puede evitar un resultado de 17-28. Laura
Nicholls ha despertado.
En el segundo
cuarto continúa el mismo guion: mientras que las españolas no cogen el sitio en
ataque, intimidadas por la superioridad en la pintura de las americanas, éstas
se hacen fuertes en todas las facetas de la contienda. A estas alturas, Griner
ya se ha hecho dueña del juego interior y obliga a nuestra selección a tirar
una y otra vez desde fuera, en una tarde donde el porcentaje de tiro acierto no
brilla. Sancho Lyttle aguanta el tipo retando en cada acción, y hoy sí, el
tiempo que ha salido Anna Cruz ha tenido una actuación muy notable,
desatascando en ataque al equipo español. 29-48 al descanso.
La seriedad con la
que ha comenzado España el tercer cuarto ha impedido que Estados Unidos amplíe
su ventaja; 19-19 (cómputo total en este tercer acto) en unos minutos de Nuria
Martínez (ya había salido en el segundo) en los que ha dejado su huella, su
sello; ese que llevan los equipos que ella dirige, y que no se puede explicar.
Griner ha acrecentado su protagonismo en el juego interior en este periodo,
directa responsable del 36-60 que hemos visto en el marcador, pero entonces, ha
despertado Alba Torrens. La mallorquina ha desmantelado en dos minutos el
entramado defensivo americano, consiguiendo diez puntos gracias a la
versatilidad anotadora a la que nos tiene acostumbrados.
Y con este buen
sabor de boca hemos llegado a este último cuarto, que ha tenido dos partes
claramente diferenciadas. Unos primeros minutos, donde casi todo el mundo se ha
relajado, a buen seguro por el cansancio, y una recta final donde nuestra
selección ha parecido querer regalar a su público unos minutos que explicasen
quién es este grupo y por qué está aquí.
Tras un 50-75 que
ha supuesto la máxima diferencia del partido, la maga de este equipo, Laia
Palau, se ha lucido con dos asistencias a Cruz (la segunda, con su “brazo
malo”, la podría firmar cualquier nombre, masculino o femenino, que se nos ocurra)
que sumado a un triple de la jugadora de Perfumerías Leonor Rodríguez, al
acierto de Sancho y la combatividad de Laura Nicholls han dejado un marcador
final de 64-77, trece puntos arriba las americanas que equivale a decir que las
nuestras se han dejado la vida en la cancha.
Maya Moore ha sido
la máxima anotadora con 18 puntos y nuestra Sancho Little con 16, segunda; ella
ha liderado la estadística reboteadora, junto con la extraterrestre Laura
Nicholls, con 11
.
Hoy han destacado
unas, ayer otras… Pero no me cansaré de decir que el verdadero secreto de
nuestro combinado, es su concepto de grupo, a todos los niveles. Todas celebran
las canastas de todas, en cualquier situación de partido, y en todo el torneo
he visto nada que haya borrado la sonrisa de sus caras.
Las grandes
individualidades con las que cuenta España no han estado al servicio del
equipo, ha sido al revés: el concepto de juego colectivo y su efectivo
desarrollo en la cancha han hecho brillar a las chicas, cuyo nivel de
implicación ha hecho posible que muestren lo mejor de cada una de ellas mismas.
Lucas Mondelo ha gestionado de modo magistral el potencial humano que ha tenido
en sus manos, para ir pudiendo sacar en cada partido el baloncesto que estas
mujeres llevan dentro. Visto lo que pueden hacer las americanas, parece claro
que la mejor generación de nuestra historia ha llegado todo lo alto que podía
llegar.
Enhorabuena no sólo
a toda la expedición española aquí en Turquía, sino también, sin ir más lejos,
a las chicas que fueron descarte y que sin lugar a dudas habrían brillado de
igual modo, Cristina Ouviña o la gran Queralt, entre otras. Quien me conoce
sabe que aún así me ha faltado una, a quien no le tocaba estar, tal vez, pero
que estará.
Y en fin, el
triunfo es de todo el baloncesto nacional femenino. Pues sí, femenino sobre
todo, porque cuando es al revés, nadie se acuerda de ellas. Cada chica con
ficha de este país, de cualquier edad, tiene derecho a acostarse hoy
sintiéndose subcampeona del mundo.
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