El niño de la playa

Al niño de la playa lo recogen unos brazos pero es una ola quien se lo lleva como si nunca hubiera estado. Sin voz nos regaña por lo que le hemos hecho y sin vida la suya vale más que la nuestra, a salvo del mar pero a salvo también de salvarnos de lo que somos. Hoy somos dos lágrimas mirando al niño en la orilla, mañana se habrán ido con él como si nunca hubieran sido porque ya no despertará de su sueño. No hacía falta tanto mar para un sólo niño ni tanta indiferencia, para uno tan pequeño.

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