Carolina, reflexiones antes de comenzar.
Los Juegos Olímpicos han hecho estragos en el físico de los
deportistas. Todo el mundo desea alcanzar
el mejor momento de su vida para tan anhelada cita, porque siempre habrá
quien lo consiga, y no hay otro modo de derrotarles. Es un camino lleno de
obstáculos pero aderezado por una motivación especial, distinta a todo lo que
pueda percibirse. Pero y después.., ¿qué? Con medallas o sin ellas la vida
sigue, y vuelve a iniciarse un ciclo que en la mayoría de los casos parte con
lesiones musculares, magulladuras y el cansancio acumulado en que derivan
meses, incluso años, preparando un suspiro. Pero existe otro desgaste, el
mental, que azota al deportista más allá de los objetivos y que no se
muestra abiertamente, sino que de manera asolapada viaja con él por el
mundo, haciendo daño desde la sombra. El modo de gestionar la presencia
de este invitado no deseado es la diferencia entre ser grande o ser.. la
mejor.
Carolina Marín vuelve a las pistas tras enseñar al
mundo en Dinamarca, como cae la mejor volantista del planeta. De aquella “que
puede porque piensa que puede” nosotros podemos decir, que lo quiere, porque no
lo tiene… El Abierto de China es el Super Series Premier del país con
100 millones de licencias, 100 millones de almas jugando a esto y así sale luego,
lo que sale; Lin Dan, doble campeón olímpico y actual tercer jugador el
mundo, Cheng Long, oro en Río y segundo del ranking mundial, así como
otros bestias similares que han dejado escritas sus carreras en la eternidad.
Carolina no tendrá que enfrentarse a Li Xuerui, la mejor de entre las
suyas y vieja conocida nuestra, pues sigue lesionada precisamente desde que el
destino cruzó sus carreras, en las semis de Río. Y como ya no están las Wang,
Shixian y Yihan, pudiera parecer que las locales fueran a vender su torneo
a mejor precio, y nada más lejos de la realidad; Caro ya sabe lo que cuesta
vencer a Sun Yu, posible rival en semifinales, una china enorme que con
22 años e inusitada maestría es ya una ilustre representante de un estilo
pulido y cuidado por tantas antes que
ella. Tal vez volvamos a ver a Carolina exprimirse los sesos para encontrar el
punto débil de esta muralla...china, que ocupa todo el espacio, que lo defiende
y todo, y que lo devuelve todo a donde casi nadie llega. Casi nadie.
Pero a China ha llegado más gente con ganas de conquistarla.
Esa supuesta semifinal en todo caso sería con permiso de Nozomi Okuhara,
bronce en Brasil y mejor jugadora de Japón con la que carolina tiene cuentas
pendientes. Esta vez Carolina no está en el final de la curva de su momento de
forma ( Superseries 2015 ) ni tiene que guardar la ropa para ningunos juegos
olímpicos ( All England 2016 ), así que podríamos verla en todo su esplendor
frente a una oponente que se atreve a “esperarla” para buscarle el contrapié y
a cambiarle antes que lo haga la nuestra, en un estilo mucho más atrevido que
el de las chinas.
Me decía hace poco un grandísimo jugador de nuestra División
de Honor que Carolina es la mejor del mundo porque lo tiene todo. Tal vez Ratchanok
Intanon es la segunda porque sólo le falta detenerse a veces un segundo,
comprender lo que está pasando, y no precipitarse. Por lo demás su físico
reinventa en cada partido un estilo al que dota de más movilidad, sin perder en
defensa; la suya tal vez, la mejor del planeta.
Sólo la veríamos en la final, como a Saina, que
vuelve tras su lesión y es de suponer que no está en su momento más óptimo; si
lo estuviera y entre todas, ella es la más dotada para tratar de hincar el
diente a Carolina. O a Sindhu, la también jugadora india a la que perder
la final de Río, le ha cambiado la vida. Como le ha cambiado a Carolina
precisamente fichar por un equipo indio, el Hyderabad Hunters, con el
que va a disputar la Premier Badminton League. Otro paso más en su
incansable búsqueda de rivales, retos, y experiencias que alimentan un proceso
de maduración deportiva que la mantiene siempre por delante, y alerta.
Su estado de forma debe seguir siendo excelente, no han
pasado batallas ni tiempo para lo contrario, así que si han desaparecido las
cien millones de lesiones que arrastraba en Dinamarca, estará en condiciones de
enfrentarse a las cien millones de licencias que la esperan en China.
#VamosCaro
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