Carolina, ha llegado la hora

La niña que comenzó jugando en el IES La Orden está lista para sus segundos Juegos Olímpicos. Esta vez el premio no es estar, sino ser, y si encontramos a Li Xuerui en el camino, la pelea será muy distinta. Río está preparado para conocer tu grito de guerra, el que nos puso en pie en Kazán, Copenhague y Yakarta mientras tú caías al suelo, emocionada y victoriosa. Nos pareció entonces tocar el cielo pero siempre podíamos mirar un poco más arriba, siempre había algo más… hasta hoy. No hay nada más allá del cielo, no queda nada tras estos Juegos de los dioses; sólo quedará la gloria. Pero ser recordada para siempre es un regalo tan enorme, que sin embargo hay que ganárselo.
Carolina está encuadrada en el grupo A, con Line Kjaersfeldt y Nanna Vainio, dos ilustres de la corte europea que la onubense tendrá que superar antes de iniciar la lucha por las medallas.
Kjaersfeldt apunta unas maneras desde niña que dan miedo: sin rivales en su país, se dedica desde los 17 años a coleccionar títulos por el viejo continente, si bien es cierto que en los últimos tiempos su progresión parece haberse quedado algo estancada; esto no debe relajar a la nuestra, sino alertarla. La danesa pertenece a ese selecto grupo de jugadoras europeas que en un mal día y un mal partido, podría darnos un susto. Su bádminton, basado en su técnica, es acompañado por un físico del que se sirve para dominar la pista y llevar la iniciativa.
Nanna Vainio tiene más dificultades para reinar en Finlandia, y sin embargo también hay quien veía en ella una alternativa a las gigantes asiáticas. A sus 25 años, y consolidada en el panorama europeo, posee un estilo poco sujeto a reglas, propio de jugadoras con mucha clase, al que Carolina deberá estar muy atenta. Sobre el papel, la pelea empieza para Carolina cuando llegue a cuartos. Sobre el papel, porque en la pista comienza con estas dos volantistas que se dejarán la vida para derrotar a la mejor del mundo.
Si, como deseamos y esperamos, Carolina se presenta en cuartos, su rival debería ser Sung Ji Hyun. La coreana es la séptima del mundo y la primera de las asiáticas que tendría que ver la de Huelva en su camino a las medallas, un camino en el que con esta jugadora ya empiezan las curvas. El estilo de Sung Ji sigue unos patrones muy asiáticos, en los que llevar la iniciativa sobre la oponente reposa en el principio de especialización; la jugadora nacida en Seúl domina la pista desde su 1,75 y espera con paciencia, y con una defensa numantina, una mala devolución para “matar” con la derecha. Se trata de la clásica jugadora que no sabes si es mejor defendiendo o atacando, casi imposible de vencer si no te llamas Carolina y le rompes el ciclo con imaginación; a esta jugadora como a la siguiente que veremos, si le quieres ganar, tienes que moverla…
Vamos a seguir soñando y a colarnos en semifinales; para entonces ya deberían haberse enfrentado entre sí Li Xuerui y Saina Nehwal, así que a una no la veremos.
Decir que Li Xuerui es la que más defiende no es quedarse corto, si tenemos en cuenta que debe defender la medalla de oro que consiguió en Londres 2012. La china, casi intratable en el circuito internacional hasta que Carolina la lió en Conpenhague, luce en sus vitrinas 14 torneos entre Super Series y Super Series Premier, gracias a que puede presumir, también, de tener el mejor golpe con la derecha que existe en el mundo. Máximo exponente de una manera de entender el bádminton, Li juega a lo que juegan casi todas en Asia, pero mejor que ninguna: se asienta en la pista en un lugar desde el que parece llegar a todo sin moverse, y su defensa consiste en enviar con su derecha el volante donde nadie puede llegar. Cuando la campeona mundial se enfrenta a la campeona olímpica se produce un choque entre dos mundos, en el que la nuestra necesita inventar en cada punto, y obligar a la china a intentar algo distinto de aquello en lo que no tiene rivales.
Por eso, Saina Nehwal es diferente. La jugadora india es poseedora de un juego más “occidental” y por tanto, más parecido al de Carolina. Libre de formalismos, se adapta a las rivales y es capaz de ejecutar con la raqueta todo lo que su cabeza le va sugiriendo que debe hacer. Durante un tiempo a la onubense le costó derrotarla pero fue en Yakarta, aquel maravilloso domingo en el que Caro ganó “el segundo”, cuando quedó evidenciado que si a la nuestra le juegas con sus propias cartas, también es la mejor del mundo. Saina es una poetisa en la pista, pero de una métrica muy libre, capaz de hallar soluciones al instante y hacer que todo cuadre. Y hace cuatro años escribió un libro en Londres que al menos, quiere reeditar, convirtiéndose en la primera jugadora india de la historia en conseguir una medalla olímpica. Tal vez tengamos ocasión de disfrutar de otro “clásico” en Río, otro Carolina contra Saina.
Y por fin, la favorita para llegar a la final por el lado contrario a la española es Yihan Wang. Llega como número 2 y defiende la plata olímpica, pero me parece un poco aventurado no contar con Nozomi Okuhara y sobre todo con Ratchanok Intanon, como también resulta osado habernos plantado nosotros en la final así, como si tal cosa. Vamos por tanto a completar nuestro atrevimiento, con la esperanza que de que el destino, y sobre todo Carolina, nos den la oportunidad de entrar más en detalle, en próximos días.
Yihan Wang se aleja un poco del perfil usual de su país y lo que pierde en defensa lo gana variedad de golpes: los domina todos. Y parece crecerse cuando suena “Juegos Olímpicos”: defiende plata y llega como un tiro a Río.
Nozomi Okuhara es la número 6 del mundo, pero si está al cien por cien ese guarismo se le va a quedar pequeño. La japonesa ha crecido durante los últimos meses para ocupar un lugar privilegiado gracias a su técnica, y a su capacidad de “leer” los partidos y a sus rivales.
Ratchanok Intanon es nuestra favorita para ese puesto en la final. Nadie defiende como ella, pero al contrario de jugadoras que a su defensa llevan aparejada cierta falta de movilidad, la tailandesa es rápida y sobre todo está siempre acertada, cuando juega al límite.
Estos días iremos adaptando “nuestro juego” a lo que vaya sucediendo en Río, pero dejamos un nombre en el aire, para posibles sorpresas, la británica Kirsty Gilmour.

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