En el juego del bádminton, o cambias, o pierdes
En el juego del bádminton, o cambias, o pierdes. Esta analogía con la
serie de televisión más popular es aplicable, además, en todos los órdenes:
cambio de estilo, cambio durante un partido, de una manga a otra, o cambiar en
cada volante, proponiendo al adversario un nuevo reto con cada
golpe. Y hablando de retos, el mio es no citar a William Wallace ni a Eduardo
I más que en esta ocasión, y olvidarme un poco de lo que me gustan Escocia, su
geografía y su historia, para centrarme en lo que aún no está escrito. Carolina, Beatriz, Pablo, ¿liamos la mundial?
Carolina Marín promete novedades en su juego pero no las mostrará en las
primeras rondas: su primera oponente sale del enfrentamiento entre Yip Pui Yin
y Natalia Perminova (apuesto por la asiática), pero imprimir velocidad y
agresividad al partido debería ser suficiente para hacerse dueña de la iniciativa y
plantarse en cuartos. Por allí debería esperar Sayaka Sato, cuyas lágrimas
dieron la vuelta al mundo (del bádminton) cuando en los juegos olímpicos de
Londres una lesión la obligó a abandonar en mitad de un partido; si todo se
desarrolla por los cauces normales será la primera de una lista de jugadoras
japonesas a las que deberá medirse para acrecentar su leyenda.
Beatriz Corrales comienza con un bye, igual que Carolina, y se estrena
el martes frente a la vencedora de duelo entre Fontaine Mica Chapman y Luise
Heim; sus enfrentamientos con la inglesa van camino de convertirse en un
clásico así que, ¿por qué no? A Bea le sentó muy bien cambiar España por Italia,
y aunque este año ha cosechado algún que otro resultado inesperado (Mica
Chapman), la madrileña es quien es no sólo por su juego sino por su capacidad
de levantarse tras cada golpe. No tiene nada que demostrar y sí una carrera
hecha con muchos sueños aún por cumplir, que tratará de hacer realidad cuando
el miércoles, si todo va bien, tenga delante a Sun Yu.
Pablo Abián abre contra Sameer Verma, un oponente frente al que los
números no le dan como favorito pero, ¿los números qué saben? Ellos no le ven
jugar en vivo, ni saben cómo piensa. Punto tras punto, el jugador del
Recreativo además de pasar el volante estará observando, e invitará al jugador
indio con sutileza a que muestre sus intenciones con algunos puntos ganadores…
hasta que descubra el modo de derrotar a alguien más rápido que él. Si el
bádminton es cambio y el cambio es progreso, hace demasiado que Pablo venció a
Verma como para sacar nada en claro, así que confiaremos una vez más en el
virtuosismo del jugador del Recre frente a un rival que en situaciones límite
te las pone en la línea.
Nozomi Okuhara bajó su rendimiento tras conseguir el bronce olímpico y
en los últimos torneos parece haber recuperado el tono; creo que no va a llegar
a tiempo, pues otra japonesa, Aya Ohori, es mi apuesta para estar en cuartos y
ojalá, contra Carolina. Jugadora zurda, no parece tener ninguna carencia
visible en su juego y además se encuentra en un momento clave de su carrera,
habiendo obtenido grandes resultados que no podrían tener mejor refrendo que en
la cita mundialista.
Para las semis por esa parte del cuadro hay mucha competencia, y aunque
la mejor colocada es Sung Ji Hyun, todos tenemos debilidades y una de las mías
es Saina Nehwal; si la coreana es una de las mejores representantes de un
estilo con el que se identifican millones de jugadoras en el mundo, la jugadora
india es un canto a la improvisación desde la elegancia, un toque de distinción
no sujeto a reglas, y esa forma tan rompedora de entender la disciplina la
acerca a occidente, y a nosotros. Una lesión la privó de pelear por una medalla
en Brasil, pero una lesión que ya es historia.
Kirsty Gilmour no parte como una de las grandes favoritas pero una vez
más, no puedo pasar sin advertir de su presencia; también una lesión no la dejó desplegar su mejor juego en Río, pero no sólo está recuperada sino que
además se encuentra en su mejor momento.. y subiendo. La escocesa ha dado un
salto muy difícil: derrota asiáticas. Y es que una cosa son, pues eso, los
dichosos números y otra, una correcta lectura que de ellos se haga: a veces el
ranking mundial te sitúa en un lugar desde el que no puedes derrotar a quienes
están debajo de ti, si eres europea y aún no te has curtido en mil batallas
contra los muchos estilos del continente asiático. La subcampeona de Europa
juega en su casa, y su cuerpo y su mente, están listos.
Si Carolina se enfrenta a Akane
Yamaguchi será excelente, porque sólo la
puede ver en la final. La última japonesa del camino es un compendio de todas
las virtudes que distinguen el bádminton japonés, frente a la especialización
de muchas de las otras potencias: gran número de recursos trabajados, variedad
y confluencia de estilos, versatilidad en ataque y en defensa; Yamaguchi lo
tiene todo para ser terrible.
En 2013 una joven de 19 años, Ratchanok Intanon, se convertía en la
campeona del mundo más joven de la historia.. Desde entonces, nadie que no se
llame Carolina Marín ha ganado un mundial, un europeo, o unos juegos olímpicos.
Han pasado cuatro años y aunque no puedo por más dar por favorita a nuestra
Caro, la tailandesa es siempre, el partido más desconcertante. Si está bien, y
lo está, es la jugadora a la que más cuesta hacerle un punto, poseedora de un
físico incansable y de una constancia casi, sin igual.
Sin que quiera esto decir que tuviera que resultar más fácil, sí
prefiero, por una cuestión de estilos, a Sindhu. Aunque tal vez me haga cambiar
de opinión en esta cita mundialista que para ella es, una reválida: ya tenía
antes de Río el físico, la potencia y la virtud de saber prepararse para llegar
a punto; debía trabajar la velocidad y los golpeos más inverosímiles
desde todas las partes de la pista. Si lo ha conseguido, tal vez no vuelva a
preferirla para una final con Carolina.
Y es que en este juego, o cambias, o
pierdes. Así que Carolina, Bea, Pablo
¡Dracarys!
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