EuroHuelva 2018, Beatriz Corrales
" ¡ Qué
encanto siempre, Platero, en mi niñez, el de la casa de enfrente a la mía !
Primero, en la calle de la Ribera, la casilla de Arreburra, el aguador, con su
corral al sur, dorado siempre de sol, desde donde yo miraba Huelva,
encaramándome en la tapia."
Beatriz Corrales ha
saltado dos veces desde Europa hasta Asia; la primera no cayó bien, tal vez no
midió bien la altura, y regresó; luego marchó a Italia y allí encontró lo que
le faltaba para cerrar el círculo y jugar con confianza: a sí misma. Ahora, se
queda a un punto de eliminar a “una tal” Sun Yu en un mundial, y cosas así.
Está preparada para llevar su carrera al lugar del mundo que desee, por ejemplo
a Huelva, lugar donde será referencia y en el que reclamará, la medalla
continental que le falta.
Si Bea cumple los pronósticos según cuento en la previa general, y
siendo siempre muy cauto, en cuartos vería a la primera cabeza de serie, Evgeniya
Kosetskaya, y con ella se jugaría el metal; a sus 23 años es una volantista
enorme, en todos los sentidos, y habituada a jugar todas las especialidades
como no podía ser de otro modo, siendo rusa. Colocación, potencia,…. un
regalito, vaya, frente al que la madrileña necesitará, si finalmente se da este
encuentro, sacar todo lo que lleva dentro y dejarse llevar. El camino se hace
día a día y punto a punto, esto es sólo una hipotética ruta que podría darse, y
cuyo último escollo hasta la final sería la subcampeona de las últimas dos
ediciones, Kirsty Gilmour. A la escocesa la mira el mundo de un modo distinto
desde que traspasó una barrera muy complicada para una jugadora europea:
derrota asiáticas, y se mide a ellas sin complejos gracias a su muñeca, y a su
“descaro”. Podría ser el duelo en las alturas más igualado del torneo, y el
virtuosismo de Beatriz Corrales con la raqueta la llave de una final española como
final perfecto, o perfecta, para un Europeo que se celebra en España. Aunque
puestos a pedir, también podría disputar Beatriz las semifinales con Clara
Azurmendi.
Hace unos días repasé la final de un Spanish en el que la madrileña se
impone a Carolina, y sorprende ver la evolución y en lo que las dos, se han
convertido. Asimismo, y aunque la calidad de las imágenes no es la mejor, serían
reconocibles a kilómetros, y en cualquier parte.
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