EuroHuelva 2018, Carolina


                "Platero, acaso ella se iba —¿adónde?— en aquel tren negro y soleado que, por la vía alta, cortándose sobre los nubarrones blancos, huía hacia el Norte..."

                Carolina también partió un día, en busca de un sueño del que aún no ha despertado, sin saber que cambiaría el dibujo del bádminton en el mundo, para siempre.  Las jugadoras asiáticas traen ya la raqueta bajo el brazo, no tienen que viajar a ningún sitio, y desde niñas se trabaja con ellas, con todas ellas, potenciando sus habilidades. Y siendo tantas, el goteo de grandes jugadoras es constante, teniendo todas ellas algo en común: la especialización. Porque esa es la palabra clave asociada a casi todos las escuelas asiáticas, las cuales se quedan con las jugadoras que pueden ser fieles a su propio estilo (con las mejores, vaya), para explotar las virtudes que las convertirán en bandera de su propio método. Si especializas a miles y miles de chinas en el golpe paralelo, seguro que sale una, cuyo paralelo no puede defenderse, ( Li Xuerui).

                Pero entonces aparece Carolina, quien gracias a sus viajes, y a pegarse con volantistas cada una de su padre y su madre, está progresando pero de un modo distinto. Porque frente a especialización, imaginación; un plan fabricado, contra uno que voy a fabricar para desbaratar el tuyo. Carolina no ha crecido repitiendo, sino inventando, y por eso es cada partido, cada set, y cada punto, más "jugadora" que en el anterior. Podríamos decir que se ha "especializado", en todo caso, en preparar sus puntos ganadores con calma, atacando aquellos aspectos del juego que las asiáticas no fortalecieron. Y al carecer de un "plan b", si siempre vas al mismo sitio y siempre te la pegas, al final la cosa no puede acabar bien, y gana la que ha sido preparada para cambiar, la palabra clave, del éxito de Carolina. La Campeona olímpica tiene un 9,5 en todo, por eso su defensa puede frenar las tremendas arremetidas asiáticas, su potencia le permite subir y bajar, su técnica buscar un contrapié con un cruzado imposible, y su cabeza…; su cabeza alcanzar en la pista un armónico equilibrio entre lo aprendido (no tenemos prisa), y su instinto, (¿cómo que no?).

                ¿Qué está pasando en los últimos meses? Que ella ha aprendido de las asiáticas, pero también ha sucedido lo contrario. Las ha obligado a evolucionar, a alterar su modo de preparar los partidos contra ella, y eso es cambiarle la cara al bádminton mundial. Esa es una de sus grandes hazañas, pero ahora es ella la que no sabe a “quien” se va a enfrentar en cada partido. Antes se medía a jugadoras de 1,80 que atacaban desde su defensa cubriendo casi toda la pista, y a las que sólo tenía que mover; por eso sólo Saina Nehwal, la más versátil y “occidental” de las asiáticas, podía con ella. Ahora, Tai Tzu Yin modifica su juego varias veces durante un partido, y Yamaguchi no abusa de su prodigiosa técnica sino de subir a la red o jugar desde el fondo, para que Carolina no fije el objetivo, y se precipite. Ahora, si cabreas mucho a Sindhu, se transforma en algo que de una zancada alcanza la red y lo remata todo con una fiereza, que sugiere salir corriendo. Todo un reto para Carolina, un monstruo que se alimenta de victorias pero también de derrotas, para ser cada día más fuerte. La volveremos a ver en el nº1. Por el momento, quiere ganar el Europeo en su casa.


Huelva 2018.

Carolina necesita ganar cinco partidos para ser Campeona de Europa, y ya comenté los dos primeros cruces en la previa general del torneo. Con todo respeto a las rivales y con la mayor prudencia, pues de un deporte de se trata, voy a suponer que Carolina se planta en cuartos, punto en el que la lógica dice que debería enfrentarse a la misma oponente del año pasado, Natalia Koch Rohde. La danesa defiende un estilo que a la Campeona del mundo no se le da mal, (pues eso, 1.80, defensa basada en la posición en pista, y una derecha al fondo terrorífica), y al que están adscritas sus compañeras Mette Poulsen, o Line Kjaersfeldt; Dinamarca es la primera potencia de Europa, y algunas de las bondades de sus volantistas se asemejan a las de las asiáticas,… aunque también sus debilidades: al no desplazarse a la velocidad a la que lo hace Carolina, irá llegando cada vez más tarde a las devoluciones, e irá perdiendo el sitio. Si esto ocurre la onubense habrá llegado a semifinales, y se medirá a la jugadora más peligrosa del torneo, Mia Blichfeldt; a sus 20 años es la más en forma del continente, y una amenaza para Carolina si se despista, o no sale al cien por cien. La española sabe quién puede darle un susto, y por ello apostaría lo que fuese a que, llegado el caso, saldrá como un vendaval contra la danesa para que no pueda dar respuesta a sus exigencias. Blichfeldt es más rápida, menos convencional y en definitiva más completa que las demás, pero también hay un límite que no puede superar, si Carolina está bien. ¿La final?, ojalá contra Beatriz Corrales, pero ya hablaremos; cumple tu sueño Carolina, por ti, por tu familia, y también por todos tus aficionados: aquí uno que nunca había escrito tantos artículos, sobre alguien que no sabe que existo !

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