Huelva 2018, Carolina IV


                Pues lo hizo. Carolina es, por cuarta vez consecutiva, Campeona de Europa, y lo ha hecho en su casa y con su gente. Ha peleado con valentía contra las mejores del continente pero también contra ella misma, y ha sido en la final, y en un baño de buen gusto, cuando por fin se ha librado de la presión que no la dejaba soltar el brazo; 21-15 y 21-7 frente a Kosetskaya, el día que mejor ha sabido canalizar la gran responsabilidad que sentía, jugando en un pabellón que lleva su nombre.

                Carolina ha comenzado el encuentro más serena que días anteriores, y eso ha hecho que desde el inicio haya puesto en práctica el plan de juego convenido con Fernando Rivas: ha madurado los puntos haciendo presión en el fondo, con intercambios que no han sido largos porque a la rusa le ha temblado la mano, y muchas devoluciones las ha dejado cortas. A Carolina además le han entrado los remates muy pronto, lo cual le ha dado confianza para probar a Kosetskaya también en el juego tenso, donde siempre ha mandado la nuestra. La clave de la final estaba en ser dueña de la iniciativa, y Carolina lo ha sido no sólo sirviéndose de que su rival es mucho más lenta, sino porque la ha obligado a desplazarse de su zona favorita, y la ha tenido corriendo arriba y abajo toda la primera manga. Y al contrario que ayer, el resultado en el marcador no era la mejor noticia, porque a pesar de Caro ir por delante no reflejaba un hecho: el escenario estaba "pudiendo" más a la rusa que a la española. Cuando Carolina se ha sentido completamente cómoda y ha metido una marcha más, su oponente ya no ha podido seguirla, y lo mandado casi todo a la red.

                Kosetskaya ha visto como se le echaba encima una tormenta, cuando al comienzo de la segunda manga Carolina, más Carolina que en ningún otro momento del torneo, ha sacado a pasear su repertorio de golpes y ha podido al fin lucirse, liberada de toda carga. La rusa ha continuado respondiendo mal al clear de Carolina, propiciando respuestas ganadoras y en ocasiones de muy bella factura, y cuando tímidamente ha intentado alguna dejada, la nuestra ha tenido tiempo de llegar, y de recuperar la ventaja. Y con el paso de los minutos no sólo ha disfrutado ella sino que ha conseguido además contagiar al público de su magia, mientras que Kosetskaya, incapaz de hacer nada al respecto, ha ido perdiendo intensidad, y entregándose. La digna finalista de la edición 2018 no ha podido presentar batalla con su juego,casi nadie puede; ojalá este sea el punto de partida, de la "reconquista".

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