Carolina contra Sato


                Carolina Marín ha vencido a Sayaka Sato 21-7 y 21-13 en algo más de media hora de juego, y ha conseguido una clasificación para los cuartos de este Mundial de China como las de antes, con rostros de desesperación en sus rivales, de asombro en el público, y un madrugón (venga va, pequeñito). La de Huelva ha derrotado a la japonesa y también a unos cuantos fantasmas del pasado que pasaban por allí, cuando tras dsponer de innumerables bolas para cerrar la contienda, se ha marcado un "esta vez, no". Y es que fue Sato quien hace unas semanas levantaba un partido a Carolina que, quien se lo habría dicho, le iba a costar el de hoy.

                Del "retiro espiritual" tras aquella derrota ha regresado la mejor Carolina, una que sin embargo ha venido madurándose desde su victoria en Japón el año pasado, o su derrota en China poco después, porque ningún cambio tan profundo tiene lugar de la noche a la mañana, hablemos de lo que hablemos.

                Y hoy Carolina me ha hecho sentir (aunque ella no había nacido), ochentero; verla jugar ha sido como cuando ese olor que sale de una ventana, o esa canción que no sabes  en qué piso suena, te hace sufrir esa regresión maravillosa que te lleva al pasado y que sólo dura un segundo. Y es que  ha jugado como antes, ha vuelto a sus orígenes, confiando a su imaginación la resolución de los puntos, en puesto de construir "tan en largo", y cerrar así antes el círculo.

                Desde el inicio de la primera manga Carolina ha metido mucha presión para, desde la red, dominar el juego. Dicho así puede parecer simple (octavos de final de un mundial), pero es lo que ha hecho: jugar un clear muy profundo, para provocar que la otra la devuelva mal, o que baje el volante buscando recuperar la iniciativa. Y a partir de ahí, la nuestra ha sido superior en todas las situaciones que se han dado, porque en el juego tenso no le ha dado la menor opción, y cuando ha tenido que defender lo ha hecho, y como lo hacía antes, buscando el 2x1 con un ganador.

                Sin confianza Carolina no podría haber exhibido este nivel de juego, la necesita para mandar el volante muy lejos y tener tiempo de colocarse, o para rematar a la línea. En el segundo acto las cosas no han cambiado demasiado, más allá de algún intento de Sato de pillar a Carolina a media pista, quien sin embargo se le ha anticipado siempre para dejarla a ella, exactamente ahí. Y mientras la nuestra ha ido subiendo los volantes, la japonesa los ha ido bajando, cada vez con menos criterio, para dejarlos a merced de la Campeona Olímpica.

                El siguiente lo puede ganar o perder, hay que ser muy prudentes porque el nivel se dispara, pero ya reconocemos a nuestra jugadora. Si es Intanon será una guerra de estilos, si es Saina un clásico, pero en cualquier caso será un encuentro muy duro, cuyo premio es una medalla y volver a hacer historia.

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