Así ha empatado el Recre frente al Sanluqueño


                El Recreativo no se irá de vacaciones con 30 puntos. Se le han escapado dos por no saber "rematar" a un rival que llegó a estar a su merced, y por levantar el pie durante muchos minutos, sintiéndose superior. Demasiados, para un equipo al que cuesta tanto hacer gol, y que debería tener la misma urgencia por hacer ocasiones tanto si va empatando, como si va ganando por la mínima; porque luego pasa lo que pasa, y aunque eso que pase sea un monumental error del árbitro, no podemos reducir el análisis del empate a esa jugada. Hemos insistido más, generado más, y merecido mucho más; si esto queda 2-0 te lo crees, pero frente al conjunto más flojo que nos ha visitado este año, el Recre se ha vuelto a atascar en la zona de creación, el día en que tampoco funcionaron las bandas. Recre 1, Sanluqueño 1, ¿quién dijo que este año sería fácil?
               
                El 3-5-2 acerca a algunos jugadores a posiciones más idóneas, en las que aprovechar mejor sus características. Andrade tiene más pista para explotar su vocación ofensiva, el trabajo de Llorente luce más si está junto a Tropi y no delante de él, y la libertad de la que disfruta Carlos Martínez le convierte en alguien muy difícil de defender,  mientras se mueve de un lado para otro apoyando la banda por la que el Recre esté cargando el juego. Sin embargo, este sistema también aleja a alguien del lugar desde el que hace más daño; porque en el 3-5-2, Quiles está en el 2, y jugando como segundo punta y con casi nadie por delante, su fútbol se reduce a lo que ha podido hacer hoy: revolverse, y disparar.



               
                Quiles no es esencialmente un futbolista que juegue en el medio y que cree juego, pero ante la ausencia de esa figura en el equipo es él, quien con su calidad, suple dicha carencia. Cuando en partidos anteriores miraba hacia arriba y veía dos o tres compañeros, tenía la opción de asociarse con ellos o de dirigir él la pelota, mientras los centrales contrarios se encontraban ocupados con tanta gente. Pero arriba con Caye, cuando al fin le llega alguna, sus opciones son mucho más limitadas, y su potencial se pierde en el limbo.

                El Recre comenzó muy "alegre" y al principio se atrevió a intentarlo desde cualquier sitio. Producto del empuje inicial llegó el gol más repartido de la historia, como la lotería (de Llorente, de Diego, de Quiles, en propia meta, mío desde la grada, etc), pero se trataba más de corazón que de juego. Porque según pasaban los minutos, el Sanluqueño era capaz de no salirse de su propio guión, mientras que el Recre iba alargando y de qué manera, el tiempo entre ocasión y ocasión.
               
                Tras la reanudación, el conjunto visitante comenzó a gustarse en las ayudas, y aventuré un cambio que equilibrase las bandas: Iago Díaz y Andrade siempre tenían dos, incluso tres, tapando su entrada. Andrade chocaba con el 7, con el 2 y hasta con el 8 (que vaya como las ponía, por cierto), pero Iago se las tenía que ver, además de con el 3 y a veces el 10, con el 11, quien llegó a cogerle la espalda varias veces y que comenzaba a ser un problema. La entrada de Pina frenaba la salida del rapidísimo extremo y anulaba la ventaja numérica del Sanluqueño en esa banda, haciendo además que Iago, menos atado a la hora de bajar, se situase arriba como nuevo amigo de Quiles.




                Esto animó al ex del Córdoba, quien servía a Caye el balón llamado a cerrar el partido,... de no ser por el palo. Aunque para palo, el gol de Dani Muñoz; apenas llevaba tres minutos Borja en el campo cuando el colegiado y ante el asombro de todos, daba por buena una acción precedida de falta. Quién nos iba a contar, que la bronca más gorda de la tarde no se la iba a llevar Dani Güiza. Y a partir de ahí, lo de siempre: pérdidas de tiempo como para 25 minutos de descuento, precipitación, nervios, y la entrada de Plá quien, a mí al menos, me dejó con más ganas de verlo.

                Debió ganar un Recre mejor que su rival, y que no lo hizo porque no aprovechó las que tuvo para hacerlo. El problema de siempre, que se suma al de la falta de frescura en el centro del campo. El equipo evoluciona en muchos aspectos, pero en otros no verá solución hasta que se recupere Marc Caballé.

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