Carolina Marín contra Beiwen Zhang, por contar algo.
"Ya sabes lo que hay que hacer en estas situaciones, hoy toca correr", Fernando Rivas a Carolina, en uno de esos momentos delicados que tienen los partidos, en los que hay que convencer a Carolina de que todavía puede. La cosa se torció pronto, cuando tras unos primeros minutos de tanteo, Beiwen Zhang descubre dónde está fallando la onubense, y le empieza a repetir el truco hasta aburrirla. Y casi le sale bien, pero cuando la tuvo contra las cuerdas, justo antes del segundo intervalo, no "remató", y eso con Carolina suele ser el error que pesa como todos los que ella haya cometido antes. Victoria sobre la americana, 17-21, 21-17 y 21-14, que vale un pase a semifinales del Open de Dinamarca, pero que vale aún más por el efecto que pueda tener en ella haber salido bien de este lío.
Su oponente es una de esas jugadoras que, sin pertenecer al grupo de las top, las molesta; una de esas que te deja fuera si te descuidas, y frente a las que las grandes prefieren empezar fuerte, para que no se lo "lleguen a creer". Carolina empieza el encuentro jugando muy agresiva, y tratando de llevar la iniciativa en cada punto para no dejar pensar a Zhang, y obligarla a defender. Pero algo no va bien; no está finalizando las jugadas como debe, unas veces porque no le entran los ganadores y otras, porque desde su revés se le están quedando cortos los volantes. La americana lo ve y le empieza a enviar todo a su rectificado, desde donde Caro, sin profundidad en los envíos, le está sirviendo los puntos en bandeja. Y la cosa va de mal en peor, hasta que "se va del partido", y entrega los últimos puntos de la primera manga. 17-21.
El segundo acto comienza con el mismo reparto de papeles, y Beiwen Zhang sigue sacando petróleo del juego de Carolina, quien sigue empeñada en un plan de juego que hoy no tira. Pero entonces llegamos al momento clave de la tarde: 8-10 para la americana y Caro, que tiene un rostro que no necesita traductor, está a punto de bajar los brazos y de "ausentarse" definitivamente del lugar. Si hubiera puntuado ahí su rival, ese intervalo habría sido terrible para la española. Pero entonces aparece en la pista el #puedoporquepiensoquepuedo y, los dos siguientes puntos que la acercan en el marcador, cambian el partido para siempre. De hecho, con el 14 iguales, termina todo. 21-17.
Y como si de un cuadro impresionista se tratase, el tercer set comienza con la imagen de Carolina sonriendo, mientras pierde 2-0. Es decir, ya da igual. Ha comprendido lo que tiene que hacer y Beiwen Zhang ya ha perdido su oportunidad de derrotar a una campeona olímpica. De hecho, el siguiente punto también lo pierde, 3-0 y, aunque no sonríe, quienes la hemos visto jugar desde que era una niña sabemos que ella sabe que va a ganar. Con 11-7 y todo por decidir, me llama Fran Barbosa en directo para la radio y me atrevo a decirle que no se le va a escapar. Carolina está aprovechando el fondo de la pista para cruzar los volantes a la otra parte del mundo, y ahora es la americana quien las devuelve mal, mientras asiste muda al juego de una rival que ahora sí las pone todas dentro.
Es esa confianza, que se saca de la chistera cuando ni ella confía en ella. Pero entonces aparece, como apareció en 2014 cuando le dijo Fernando Rivas, con todo en contra, "vas a tener que dejarte la vida si quieres ganar hoy". Y se convirtió en Campeona del mundo.
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