Recreativo Ies La Orden contra Ravachol Pontevedra, contracrónica.

 

                    Primera cosa que he aprendido sobre los partidos a once puntos: el café, hay que tomarlo antes de entrar en el pabellón; todo parece ir tan rápido que, te descuidas, y ya te perdiste la resolución de una manga. El Recreativo Ies la Orden ha estrenado división, liga y normativa nueva pero, lo que no es nuevo, es que lo ha hecho ganando: 5-2 sobre Ravachol Pontevedra, una victoria para comenzar con buen pie una temporada repleta de incógnitas, y con muy buenas sensaciones frente a gran rival.

                    Tengo que reconocer que no presté demasiada atención al primer doble; Haideé y Pablo, abriendo otra vez una tarde y con el Andrés Estrada lleno de color; es como si la pesadilla nunca hubiese tenido lugar. Porque eso tampoco ha cambiado: la afición ha arropado al equipo como siempre, y sigue siendo uno de sus activos más importantes. Haideé Ojeda y Pablo Abián, también: 1-0.

                    El dobles femenino se presentaba complicado: Laura y Telma se medían a Ania Setién y Elena Fernández y, tras un inicio en el que llegaban a situarse en pista, reaccionaron para igualar el partido. Pero la pareja rival domina muy bien el terreno y, tras estudiarlo un poco, encontró el camino correcto para cerrar el encuentro. 1-1.

                    A los chicos los veía más favoritos, y cumplieron el pronóstico no sin verse apretados en muchos momentos. Y es que es va a ser la tónica este año: partidos muy igualados, contra gente muy buena en los que, eso sí, tirar de galones será determinante en muchos de ellos. Y Víctor Martín y Eli supieron leer lo que estaba pasando, y escribir el final. 2-1.

                    Telma Santos derrotaba a Ana Carbón en tres mangas mientras, en la pista de al lado estaba teniendo lugar el mejor rato de la tarde: Alejandro Pérez contra Manuel Brea. A mí, este duelo me ofrecía muchas dudas, y resume un poco todas las incertidumbres de esta nueva etapa del club. ¿Cómo competirá el equipo en su vuelta a una categoría que ya no es la misma, y en la que ni siquiera él es el mismo? Es como enfrentar dos fuerzas que nunca habían chocado antes y este partido era un buen ejemplo. Pues en este caso no me quedo con el resultado (podría haber pasado cualquier cosa), y sí con Ale Pérez, porque compitió de un modo con el que despejó muchas de esas incógnitas, y ahora sabemos que podemos tener un individual masculino fuerte. Al chico le tembló la raqueta cuando vio lo cerca que lo tenía, y lo aprovechó su rival para alargar el encuentro; más tarde sucedió lo contrario y fue Ale quien dio el último tirón, cuando Manuel Brea apenas se atrevía ya a pasarla. Felicidades a los dos, empate al valor. 4-1.

                    No necesitó Pablo Abián ser tan "agresivo" como Alejandro Pérez para vencer a Gabriel Fernández y, sinceramente, creo que todos estábamos pendientes, a esas alturas, de Haideé Ojeda. Este era el partido sin duda más atractivo, frente a nada menos que Ania Setién, una chica que no corre, vuela, en estos momentos en el circuito. "¿Qué tal esta chica?", me pregunta alguien; "puff, no pinta bien, es la caña de buena (bueno, dije otra palabra) y de las mejores de España." Pero antes de empezar me hice una reflexión: Ania acaba de salir de puerto pero, delante, va a tener un trasatlántico; Haideé Ojeda posee tantos Campeonatos de España que tendría que mirarlo para ponerlos aquí sin equivocarme, y acumula tantos partidos y torneos que no darle su lugar sería injusto, y casi insultante: si Haideé lo tenía mal, Ania Setién, también.

                    Y así fue; la onubense tiró de experiencia y estuvo todo el tiempo cambiando a su rival, quien no pudo siempre poner en práctica su plan de juego; la calidad de ambas inundó las gradas y, mientras que durante muchos minutos la onubense fue mucho más rápida pensando, la jugadora de Ravachol Pontevedra parecía tener una respuesta para todo. Y llegamos a soñar con una victoria, pero la última manga cayó del lado de quien es especialista en la modalidad, y fue capaz de salir de cada trampa que le fue poniendo la nuestra. Grandes las dos, tal vez se vuelvan a encontrar. 5-2.