Tomás García Serrano

                Tenía algunas dudas respecto al dobles mixto, por lo poco que he visto me parecía algo mejor la pareja de los Hunters , pero apostar por alguien habría sido bastante osado. En el dobles masculino, y a pesar de la victoria de los compañeros de Carolina días antes, pensé que esta vez Mathias Boe no dejaría escapar el punto. Así que Il tenía que ganar, o de lo contrario Viktor Axelsen podría haber impedido que Carolina hubiese saltado siquiera a jugar. Y así, sin sobresaltos, fueron pasando los partidos como parecía estar escrito en el guión: dobles mixto para los Blasters , primer individual masculino para los Hunters, el segundo lo ganaba Axelsen para los suyos.... y turno para Carolina. Otra vez contra Kirsty Gilmour , y otra vez con toda la presión para ella: ganar y sentarse a esperar, o perder la final.                 Carolina sabe que si hay una jugadora en Europa que puede hacerle daño, esa es Kirsty Gilmour. Por eso frente a ella siempre sale con una ma

                No existe en todo el circuito otra jugadora como Carolina Marín. La suave y sutil armonía de su cuerpo con su espíritu desatan en la pista la furia que las demás no pueden imitar, y que la hace diferente. Pero no se nace siendo la mejor, se trabaja; Carolina es la demostración de que no hay ganadores en la línea de salida, sólo los hay bañados de sacrificio, y de cómo una niña normal y corriente puede convertirse con esfuerzo en Campeona olímpica. Hoy lo ha vuelto a hacer; su equipo no necesitaba una gran Carolina, necesitaba a Carolina. Y no había otro modo hoy, frente a Sung Ji Hyun.                 Los Hunters habían llegado a semifinales de un modo algo inusual. Se impusieron en el primero de los cinco enfrentamientos de la liga regular, para perder los dos siguientes y quedar en una situación muy delicada, sobre todo tras la derrota frente a los Dashers por 5-0. Sí, frente a los mismos de hoy . Así que tocaba tirar de heroica; no sólo ganar los dos encuen