Temporada 3, episodio 19

- Una lástima que hayas resuelto el caso de tu vida justo cuando vas a perder tu placa, Walker.
- Una lástima que tenga que matarte aquí mismo justo cuando iba a dejarte marchar.
- Te creo capaz de hacerlo pero no en este centro comercial, no estoy en tu lista de venganzas personales, de estarlo estaría preocupado.
- Preocúpate de seguir estando sólo en mi lista de chivatos y cierra la boca sobre lo de esta noche; tengo que poner entre rejas a esa banda de canallas y si me entero de que hablas tú serás el primero. Cuídate.
- Walker... espera. Verás, no es que me guste meterme donde no me llaman, ni tampoco cabrearte, pero...
- No tengo todo el día.
- Esto no es fácil para mi. No es mi asunto pero no quiero que digas, que no te avisé. Joder... Ese poli amigo tuyo, el que mide como tres metros de alto...
- ¿Qué pasa con él?
- Mira Walker, si estuvieras en el ajo no estarías aquí, así que o te la están dando o no eres tan listo y yo quiero salir bien de todo esto: tu amigo el poli, es a quien vas a encontrar esta noche; él es la mano negra, el comprador de la mercancía.
Todas las miradas de la cafetería del centro comercial se vuelven contra "Speak" Walker, cuando violentamente presiona a aquel tipo contra la pared.
- ¿Cómo te atreves? ¿Pero qué gilipollez es esa?
- Parece que no le importa demasiado que le descubran, se ha dejado ver por varios sitios, es él a quien buscas
- ¿Pero por qué me provocas, idiota? Es un policía ejemplar, con principios, moriría antes que ser de los malos, y mucho menos ser el jefe de nada, trabajo con él a diario. No vuelvas a decir algo así, maldita sea.
- Por Dios Walker, mide tres metros, ¿crees que no estoy completamente seguro?
- Si dentro de dos segundos sigo viendo tu cara .....
- No digas que no te avisé, ve al local de Smithy!

Mientras, en su despacho de la policía de Nueva York, Luís Martínez trata de encajar las piezas de un puzzle que no le sale, cuando Antonio López entra con dos cafés en la mano.
- No teníamos estas máquinas de café en Madrid.
- Ni mafiosos como Martinelli, ya no se qué pensar; ¿por qué habrá cedido a las presiones de un delincuente de tres al cuarto?
- Tú eres el genio, Luís.
- Se que estoy muy cerca, pero hay algo enorme que tengo delante y no veo. Llevamos meses siendo espiados por él, tiene acceso a todo, hemos llevado este asunto sólo los cinco porque no puedes confiar en nadie, ¿y ahora desaparece porque un tipo del este ha liquidado a uno de los suyo?
- Un tipo del este; el último al que te enfrentaste, chupaba la sangre y explotaba si le daba la luz del sol; al menos éste caerá cuando le dispares.
- ¿Dónde está Walker?
- En el centro comercial, se dirige hacia aquí; al parecer tiene algo, algo sobre esta noche.
- Espérale aquí, tengo que ver a alguien. Y por Dios, si cogeis un coche,coge uno en el que quepas.
- Quiere ir sólo, y en moto.
- Síguele.
- Descuida , estaré donde esté él..

Pero JJ Walker va a hacer una parada en su camino a la comisaría. No da el menor crédito a lo que le ha dicho su soplón y sin embargo, su instinto le dice que no trataba de mentirle, por lo que detiene su vehículo en un local de los bajos fondos donde todo el mundo sabe quien es, pero donde no debería correr peligro.
- Joder Speak, vaya putada lo de tu hermano, ¿cómo está?
- Eh Speak bien hecho tío, eres mi puto ídolo.
- ¿Dónde está el japonés?
- Arriba, con Gloria.
Y en la segunda habitación del primer piso, golpea la puerta.
- ¿Quién se atreve a molestar a un samurai? Espero que sea importante.
- Soy Walker, y será mejor que te tapes Gloria, voy a entrar.
Gloria también tiene, a pesar de su nombre, rasgos asiáticos.
- Hola poli duro, ¿te pongo algo?
- No, ve abajo por favor.
- Me has cortado el rollo y no tengo nada que contarte, ¿ cómo has dado conmigo?
-  Con mucha suerte. Dime japonés, ¿sabes algo de algún poli que esté moviendo algo?
- Claro, ¿qué pregunta es esa?
- Me refiero a algo que fuera una sorpresa, algo raro.
- Dirígete a al local de Smithy JJ, aunque si estás aquí preguntándome esto deduzco que no te gustará lo que vas a encontrar.
Walker toma su coche y pone rumbo a comisaría, pero a dos manzanas para junto a un teléfono público, hace una llamada y da la vuelta, hacia el local de Smithy..

Antonio López permanece en el despacho de Luís y ojea uno de los recortes de prensa que tiene su amigo y superior en el muro: " Los brillantes detectives españoles Luís Martínez, Carlos Fernández y Antonio López ingresan en la policía de Nueva York". En uno de los cajones sabe que guarda otro, que no quiere exhibir: " el cabo de la policía de Nueva York Carlos Fernández es acribillado en su propia boda por la banda de Martinelli". Y sorprendido observa como uno de los recortes está sobre la mesa: "Tras nueve años escapando de la justicia Jack Mccoy es al fin detenido por la policía de Nueva York; otro éxito en el palmarés de Luís Martínez". Y suena el teléfono.
- Aquí López
- Ah, eres tú; dale el teléfono a Luís.
- No está Speak, pero creo que acabo de descubrir a donde ha ído...; a la cárcel, a ver Mccoy. ¿Tardas? Nos están esperando los malos.
- Una hora. Tengo que hacer algo.

Martínez está dentro del compartimento de Mccoy en la cárcel, que no está esposado ni atado. Y se miran fijamente, como si fueran confidentes en puesto de enemigos íntimos.
- ¿Qué quieres de mi? ¿Has venido a pavonearte? Lo incluiré en mis memorias y hablará bien de mi cuando ambos estemos muertos, aunque creo que tú caerás antes que yo. Martinelli es muy mal enemigo. Yo podría ser su hombre y estar esperándote para matarte en este instante. ¿ Y si a mi también me tiene en nómina?
- Vamos dame algo. Te cogí porque no te ayudaron, no les debes nada.
- Supongo que a ti sí....
- Tal vez en el futuro, si me das algo. Estuviste tres semanas trabajando con su mano derecha.
- No sabía quien era.
- Pero seguro que viste u oíste algo. ¿Por qué no me mató Martinelli cuando al fin pudo hacerlo? ¿ Y por qué ha cesado en su actividad? ¿A quién le teme? Tiene a sueldo a jueces y policías, y posee todo un ejército bien pagado y listo para cualquier cosa. Dame algo Mccoy, se que he venido al lugar correcto.
- ¿Pensaste que con tu rostro interesante de saberlo todo y tu personalidad arrolladora ibas a convertirme en chivato? Me has subestimado Martínez; yo soy Jack Mccoy, y ya robaba bancos cuando tú perseguías por Madrid maridos infieles contratado por sus mujeres en tu oficina de cuatro metros cuadrados. No se nada, pero si lo supiera no te lo diría. ¿Voy de farol, señor sabelotodo?
- Dime una cosa. Era zurdo, ¿ verdad?
- No, era diestro. Jugué con él a golf y no era zurdo. Sobredosis de información. Adiós.
Martínez dedica una última mirada a Jack, y sale de la celda, caminando contrariado hacia la salida, cuando de pronto,
- Señor, alguien ha llamado aquí, y pregunta por usted..

Chao Ling se despide en China de su familia, le espera un avión hacia Estados Unidos. Su rostro parece querer decir que ha superado la muerte de Ling Chi y regresa junto a sus compañeros. Pero en el mismo aeropuerto recibe una llamada, que sin embargo no le impedirá tomar el avión.

El local de Smithy es sin embargo el más saludable de los de la zona. Al entrar Speak toda actividad ilegal se detiene, aunque aparentemente todo continúe a la misma velocidad. Un refresto sin gas, sólo en una barra muy animada y su mente comienza a viajar hacia el recuerdo de su amigo muerto. Su hermano Michael ha tenido suerte, podría haberle perdido también. Un tema de los ochenta comienza a penetrar por el bar; viene de dos locales más abajo, y la reconoce; la ha oído en el coche de Martínez, al que oyó decir una vez que después de la bondad, lo mejor que inventó Dios es la música. Así que entra en ese lugar retro y se sienta a ver al grupo que toca esa canción, mientras sus pensamientos vuelven a darse un paseo por los alrededores. La sombra de todo aquel que entra en el local se refleja en la pared justo delante de Walker, que mientras casi sonríe pensando en, ni el narrador sabe qué cosa, no se da cuenta de que una sombra comienza a elevarse muy por encima de las demás. Por fin se percata y su sonrisa se torna en rostro serio cuando comprueba que la sombra sube, y sube, escalando por la pared... En un acto reflejo que no puede explicar se tira al suelo para, escondido entre las sillas, mirar hacia la puerta... Ahora mismo nada parece tener sentido; Antonio López acaba de entrar acompañado de dos tipos, a uno de los cuales reconoce; está complicado en el caso que espera cerrar esa misma noche. Sale sin ser visto, busca un teléfono y pregunta en comisaría por López,
-  Salió hace como media hora..













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