Recreativo, del calor al frío

Tengo la costumbre, justo cuando pita el final el árbitro, de quedarme observando por si pillo algún detalle. Nada más finaliazar fueron Mario Marín y Sergio González a animar a Boris que, con la cabeza baja y la impotencia dibujada en el rostro, se culpaba por no haber metido esa última. El empate no ha sido su culpa, lejos de eso ha sido uno de los mejores, pero la tuvo el decano para que la gente se marchara del estadio con una alegría.

Y es que ha sido una salida del campo, rara; un cúmulo de varias sensaciones que no ha permitido que prevalezca ninguna: un conjunto uno por uno poderoso, al que sin duda se le ven cosas, pero que ha jugado sólo a ráfagas y al que se ha visto sin profundidad, en muchos momentos. Y con una gran diferencia respecto al Murcia: se ha notado que ha faltado pretemporada, Casquero sigue corrigiendo cosas en tiempo real, mientras que su oponente, prudente antes de su gol, agazapado después, y valiente con el empate, parecía conocerse mucho mejor de puertas para adentro.

El Recre ha comenzado tratando de hacerse dueño del centro del campo, pero ha durado 15 minutos; a partir de ahí han sido el que no puede (nosotros) y el que no quiere (ellos) hasta su gol, tras el cual no ha cambiado mucho la cosa. Algo ha debido "sugerirles" Casquero en el descanso, que han salido más decididos contra el marco contrario, y por fin, hemos visto jugar al Recre; ha llegado al area rival enlazando varios pases, con un Lazo desatado, un Rafa de Vicente más activo y un Boris que si no llega alguien pronto no nos aguanta el año entero. Ha llegado el gól del empate y con él los mejores minutos del equipo, que nos ha hecho soñar con la victoria por su juego vertical y rápido, hasta que poco a poco se ha vuelto a apagar y en el correcalles del los últimos minutos, ha podido pasar cualquier cosa.

Santi Luque, que entraba en el momento preciso para ejercer de revulsivo, ha sido el único cambio que al menos hoy, ha mejorado lo que había; a Nuñez se le ve falto de ritmo y a Zambrano, casi no le hemos visto. Y luego está el que me he quedado con ganas de ver, David Segura.

Hay muchos motivos para esperar que sea un gran año, un año de cosecha, vino y celebración; tenemos lo necesario (bueno, casi, uno más arriba), y tenemos un proyecto que pretende que cuando la máquina esté funcionando, cada pieza de lo mejor de sí para sí misma, y para los demás del grupo, como decía el profesor John Nash, buscando el mejor resultado posible.


Hoy no se ha dado, pero en la búsqueda de la excelencia me quedo con lo mejor: qué bueno es Sergio González, no sabe hacer nada.. mal; y que bueno, al fin, ver como aporta al equipo Mario Marín. Rafa de Vicente ha demostrado que está capacitado para echarse el equipo encima, y dotado para transitar de labores sordas a organizar una contra, y Lazo ha liderado, con las acciones más vistosas de la tarde, una reacción a la que en caso de ponerle nombre llevaría el suyo. Arriba, Boris Garrós ha devuelto al Colombino esa inquietud, ese "ay ay ay" que había perdido, cuando un balón ronda la zona de acción del delantero; infunde miedo al rival y a nosotros, ilusión; de momento hoy nos ha regalado el que puede ser, el gol de la esperanza.

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