Carolinator, el día de la final

He tenido un sueño muy extraño, uno de esos en los que mezclas cosas que nada tienen que ver. Estuve leyendo antes de dormir algo sobre la nueva peli que van a hacer de la saga Terminator, y claro...

Me encontraba en el Metropolitan Gymnasium de Tokio, como espectador, a punto de presenciar la final del Abierto de Japón entre Carolina Marín y He Bingjiao. La china, en un lado del cuadro en el que estaban Tai, Intanon o Sung Ji Hyun no era  la mejor colocada para llegar a la final, por lo que me estaba preguntando si Carolina tendría bien estudiada a esta rival. Fue entonces cuando, por un instante, el tiempo pareció detenerse, un silencio se apoderó del pabellón, y en medio de toda esa quietud Carolina, desde la pista,  se volvió hacia mi muy seria y empleando un tono que cualquiera reconocería,

"Tengo datos precisos".

 Hice como si nada, comienza el partido. La Campeona olímpica y la ganadora aquí el año pasado se ponen a prueba muy cerca de la red, toda una declaración de intenciones. Los puntos van cayendo y comienzan a mostrar sus cartas: Carolina trata de ganar la iniciativa simplemente cambiando sin cesar en la zona media; Bingjiao, muy al estilo Intanon, golpea desde la defensa, cruzado y en paralelo, y le entran lo bastante como para impedir que la onubense saque ventaja. Pero según avanza el set la jugadora china se los deja “muertos” a sus pies, porque ha visto que Caro las está devolviendo mal, y yo me empiezo a poner un poco histérico, “pero mujer, ¿no ves que se te está quedando corto el lob?" Y volvió a pasar, se paró todo a mi alrededor menos ella, que volvió a girarse hacia mi,

“Yo lo veo todo”.

Vale, seguimos. Y es que dos despistes defensivos de la nuestra ponen el marcador 18-20, con dos volantes de set para Bingjiao, que manda la primera fuera  y la segunda, bueno, es la primera vez que veo como le tiembla la mano. Iguales, pero Carolina vuelve a fallar y regala otro set point a su oponente, y a mi, un ataque de nervios, “haz algo o vas a perder el primer set!!”,

“No es una prioridad de la misión”.

Uy. Bueno, lo cierto es que el 21-21 es producto de un lob, al fin, bien ejecutado, que provoca una mala devolución de la que Carolina da buena cuenta. Y ya no volvería a puntuar más una oponente que apenas se atreve a pasar la red, 23-21.

Disponer de tres oportunidades para tumbar a Carolina Marín en una final, y no hacerlo, pasa factura de un modo u otro. La jugadora china inicia la segunda manga con su mente en otra parte, probablemente flotando en alguna parte del complejo y preguntándose cómo ha podido pasar. Ha dejado marchar el único tren que pasaba, por ganar a la de Huelva. Y el electrónico se vuelve loco: Bingjiao, con la guardia baja y los brazos caídos, ha perdido su lugar en la pista y ya no defiende con ganadores; Carolina huele la sangre y se atreve ahora a atacar con su poderoso golpe cruzado, ese que no ajusta nadie en el circuito como ella. Pero yo, quiero que cierre cuantos antes, y una vez más vuelve a leerme el pensamiento, mientras todo se detiene,

“Confi, tío”.

He Bingjiao no se siente nada segura, lo demuestra ese pasito atrás, esa búsqueda de la línea de fondo desde la que enseñas los dientes cuando no sabes por donde vienen los tiros, pero desde donde no puedes defender un drop magistral, de Carolina Marín. 11-3 en el intervalo y todo sigue igual hasta que  un momento de relajación de la jugadora española propicia que su oponente se anime, y cambia mi percepción de lo que puede ser el set, hasta que..

“No problemo”.

Ok, pero siguen pasando los minutos y no veo reaccionar a Carolina, que comienza  a cansarse de mí,

“Tranqui, capuyo”.

Bueno vale, vale. Y al fin, un par de ajustes de Caro a la línea y un error de Bingjiao conducen a dos volantes de set; saque corto y por una vez el lob defensivo de la china deja el volante muy corto, que Caro deja justo, donde no se lo puede devolver, 

“Sayonara, baybe”.

23-21 y 21-12 en 53 minutos.No es frecuente ver a dos jugadoras zurdas, la ventajita que tienen, la pierden, y hasta quedan desconcertadas, tal y como sucede usualmente a sus oponentes. En el partido que he soñado no ha habido nada de eso, y sí una finalista con una estrategia clara y a la que casi le sale bien, de no ser porque se ha visto sorprendida por otra que guarda en su cabeza todo un repertorio de planes B, para la ocasión. Tal vez volvamos a revivir este duelo pronto, Francia o Dinamarca,

“Volveré”.

"Ah, sigues aquí. Pero creo que estoy a punto de abrir los ojos",

“No tenemos mucho tiempo”.

"Adios".

“Necesito tus botas, tu ropa, y tu motocicleta”

"¿Perdona?"

"Es broma".

Y así, he despertado. Bueno, voy a ver cómo ha quedado el partido.

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