Así ha ganado el Recre al Córdoba

 

                    Cuando llegue la hora, elegiré las victorias a las buenas sensaciones, pero, por el momento, doy más valor a haber sido capaces de ganar al Córdoba "a los puntos", que en el marcador. Porque eso es lo que ha hecho el Recre en Punta, ser más protagonista que su rival, un conjunto de superior categoría y que también venía al Antonio Gil Hernández a proponer; pero, tras el intercambio de golpes, creo que los recreativistas hemos quedado más satisfechos que los cordobesistas, en un duelo sin más relevancia para ambos que la de seguir probando cosas. Recre 1, Córdoba 0 que, por supuesto, era lo de menos.

                    Me decía alguien que sabe mucho de esto, una vez acabado el encuentro (aquí empezamos por el final), que el Recre lo tendrá más difícil en liga, y en casa, cuando los equipos vengan a encerrarse; el Córdoba ha intentado "jugar" y, al abrir espacios, ha permitido al Recreativo poner en práctica lo que tenía pensado hacer. Es decir, cuando la cosa vaya de abrir la lata frente a equipos que te esperan en su área, será cuando estemos obligados a demostrar que somos lo bastante superior a la mayoría, como para marcar diferencias y ser un firme aspirante al ascenso. Si no conseguimos "romper esa barrera", no habremos hecho nada.




                    Dos cosas me llaman la atención, respecto a años anteriores y siempre "salvando" los saltos de categoría: en Punta Umbría el Recre "no ha corrido para nada". Con la excepción del año de Salmerón, llevamos varias temporadas viendo equipos que corrían sin orden ni concierto, y que se desgastaban sólo para que, al final, el rival se aprovechase de ello. Correr como pollo sin cabeza sólo ha servido para que alguno disimulase con ello sus propias carencias; pero este grupo, que como todos los grupos en pretemporada sale derrochando ganas, gestiona mejor ese esfuerzo y sabe canalizar la mucha intensidad que pone en sus acciones, para que la distancia recorrida tenga el mayor sentido posible.

                    Todo parte del conocimiento del rival y, por tanto, de un trabajo previo. Gallego sabe qué futbolistas suponen una amenaza sacando la bola, y es a ellos a quienes presiona, sobre todo si reciben con espacio, o demasiado cerca de Rubén Gálvez. Si no es así, no se rompe la formación y se bascula “dando bocados”, pero sin salirse de la fila. Y, por si alguien se despista, el míster va “gritando” en todo momento lo que hay que hacer. Por eso, la presión que ejerce el Recre es alta, “a veces”, porque es desde el banquillo desde donde se va diciendo si ir o no ir a esa presión, cuando el rival inicia jugada desde su propia portería. Generalmente no van, para ahorrar esfuerzos, pero a veces sorprende Gallego dando una voz para que alguien suba. Él entrenador es el que sabe.

                    La otra cuestión que me ha sorprendido para bien, es que el equipo pretende en todo momento llevar el peso del partido. Y además, lo consigue (prefiero no acordarme de nadie). Es imposible "mandar" durante noventa minutos; el "otro" también cuenta, y hay momentos del juego que siempre escapan al control de cualquier equipo, y en los que el rival toma la iniciativa y te crea situaciones de peligro. Sobre todo, si el otro es el Córdoba y también “quiere jugar”. Pero, más allá de esos minutos “insalvables”, el Recreativo no ha renunciado en ningún momento a tener la bola, y a buscarle las cosquillas una y otra vez al conjunto blanquiverde. Y lo ha hecho de un modo diferente al día del Gerena...




                    En aquel partido, el “titular” podría haber sido: "los laterales se convierten en interiores", y es que los hombres de fuera eran cada dos por tres los de dentro, y al revés, para locura de la defensa visitante. Pero esta vez, cada cual se ha quedado “más o menos” en su sitio, y la variedad ha estado en tratar de llegar tanto por banda, como por el interior. Desconozco los kilómetros que habrá hecho Peter por su banda, pero todos hemos visto cómo lo ha hecho: con criterio, sabiendo cuando pasar y cuando avanzar, y con potencia, hasta en los metros finales; la verdad es que este jugador, y aunque el míster no quiera héroes y aún menos héroes antes de tiempo, va por delante de sus compañeros.

                    Por el otro lado, Pedro Pata ha sido muy “agresivo”, jugando prácticamente de extremo, y contando con Gallardo detrás para que pudiera “subir tranquilo”. Vuelve la asimetría a los dibujos del Recre y, con ella, la ansiada complejidad que da vida al fútbol y dolores de cabeza al rival: pendiente ha estado Rubén de ese lado, para apoyar al central derecho en las “escapaditas” de Pedro Pata. Y se han entendido muy bien, en consonancia con la buena actuación general de todos los centrales. Es muy pronto, todo esto no es más que hablar por hablar, pero si se produce una contra del Córdoba con un balón largo a la banda, y Gallardo ve que Rubén se coloca al menos delante del jugador que lleva la pelota, no insiste en llegar, sino que da unos pasos atrás para cerrar el espacio; es decir, no se están cometiendo errores de patio de colegio, como en cualquier jornada de las últimas dos temporadas. ¿Que Gallardo es un central con experiencia? Prefiero no volver a acordarme de nadie.




                    Por dentro sí ha habido “baile”: Terán y Arjona no han parado de intercambiar posiciones, y mientras el primero ha intentado romper más por el centro que otros días, el jugador catalán ha robado mil balones para enviar muchos de ellos en largo, a los dominios de Peter y Perotti. La verdad es que, ya con los cambios en la segunda mitad, lo de las permutas ha sido una auténtica locura. Y, por destacar a alguien, creo que es justo nombrar a Chendo, quien yo creo que ha dado otro aire al Recre, poniendo las pilas a la defensa del Córdoba con su combatividad.

                    La minuciosidad con la que se preparan los partidos, y la precisión táctica que parece perseguir el entrenador me hacen ser optimista, sobre todo, porque veo que las cosas “van saliendo”. Pero el camino que debe seguir una afición tan “maltratada” como la nuestra no puede ser otro que el de la prudencia, para no dar rienda suelta a tanta emoción contenida durante años, hasta ver resultados, de verdad. Estamos viendo experimentos, destinados sólo a calibrar la capacidad que tiene la plantilla, de asumir los conceptos que quiere ir introduciendo el míster. Próxima parada: Ayamonte. 



                    Un gato de mi pueblo, y un tigre de Jaén.

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